Las neuronas intercambian señales eléctricas para poder
interactuar funcionalmente, es así como funcionan los procesadores
artificiales, tienen puertos de entrada y salida llamados buffer, y el centro
de proceso es donde se aplican parámetros, sumas, amplificaciones y reducciones
de señales electrónicas, pero para poder llamarle red debemos considerar una
vasta cantidad de pequeños procesadores dedicados a el procesamiento en
conjunto de datos.
Utilizando este sistema capaz de procesar mediante
algoritmos tan complejos como las tareas de carácter visual, o de
interpretación podemos aplicarlos como hardware para sistemas operativos
autónomos, inteligencia artificial,
procesamiento visual – auditivo, procesador de lenguajes, predicción o
anticipación patrones etc.
Una de
las más importantes aplicaciones de estas redes de proceso son las supercomputadoras:
Tianhe-2
está formado por 16.000 nodos cada uno de los cuales tiene 2 procesadores Intel
Xeon Ivy Bridge y 3 coprocesadores para acelerar los cálculos Xeon Phi. Esto
hace un total de 3.120.000 cores de cálculo,
384.000 Xeon y 2.736.000 cores en los coprocesadores Phi. Es una novedad
que tenga 3 coprocesadores por nodo pues lo habitual son uno o dos. Estos cores
le dotan de un rendimiento teórico ejecutando operaciones matemáticas de 54,9
PFLOPS (Peta=10^15 FLoating-point Operation Per Second, 1.000.000.000.000.000
operaciones matemáticas por segundo) y en el benchmark LINPACK alcanza un
rendimiento real de 33,9 PFLOPS, esto gracias a la conexión de sus procesadores
como un todo, esta supercomputadora está dedicada sistemas de seguridad
nacional, y simulaciones físicas de datos, trabaja con algoritmos supercomplejos
debido a la característica podemos afirmar que es lo más parecido a una red
neuronal humana, conformada por billones conexiones, sin duda una maravilla
moderna derivada del estudio y la comprensión de los procesos neuronales.